En la cadena revisaron nuevamente sus cálculos a la baja y se prevé una fabricación de entre 310 mil y 320 mil unidades, un derrumbe del 30% frente al 2018.
El año pasado, la producción de vehículos había sido de 466.649 unidades, es decir un 1,4% menos respecto de los 473.408 vehículos que se habían fabricado, a su vez, en 2017.
Para encontrar una cifra tan baja hay que remontarse al lejano 2005, cuando se fabricaron 319.755 unidades, en los años posteriores a la crisis del 2001. Muy lejos quedó la meta y el sueño del Gobierno, que apuntaba a la fabricación de 750.000 vehículos este año: será menos de la mitad de ese cálculo y con posibilidades serias de que en el 2020, la producción tampoco supere los 350 mil vehículos.
“La producción de Nissan no superará las 12 mil unidades, muy distante de los planes originales; y Toyota no pasaría de las 135 mil unidades”, ejemplificaron desde el sector. Un informe de la consultora Radar ya había señalado que “los cuatro años del Gobierno de Mauricio Macri resultaron negativos para la industria automotriz”, a pesar de que se impulsó el famoso programa “Un Millón”, que aspiraba a producir esa cantidad de vehículos para 2023. Peor aún: la firma del nuevo acuerdo bilateral con Brasil amenaza con golpear más la industria ya que subirán las importaciones desde ese destino.
“Va a ser difícil mantener una industria automotriz en la Argentina”, se sinceran en las terminales. Excepto en el segmento de las pick ups, el resto podría estar prácticamente paralizado el año entrante si no cambian las políticas económicas, mediante una reducción tributaria, la baja de retenciones a las exportaciones, suba de reintegros y apertura de nuevos mercados para cortar con la “Brasil-dependencia”.
En este contexto, desde el sector autopartista señalaron que “el plan cero kilómetro estuvo permitiendo a terminales y concesionarios bajar stocks, pero no tuvo efectos en la producción porque la mayoría de lo que se vende son importados (el Gobierno permitió un récord de más del 70% de autos vendidos de origen extranjero)”. Pero sin dudas, el sector atraviesa una muy disimulada incertidumbre sobre su futuro.
Fuentes de las terminales admitieron la situación: “vemos la realidad de Argentina y parece que estamos a años luz de lo que pasa y pasará en el mundo. ¿Habrá ganas de hacer semejante transformación?”.